Evento I: Dragón de los mares

Ha sido una mañana muy rara la de hoy. Amanecimos con una inmensa y agustiante niebla que apenas nos permitía ver más allá de nuestras narices. Pero por suerte el mar estaba tranquilo, y no presentíamos problema alguno.
Navegabamos a escasas millas al sur de la isla de Juno, y esperabamos llegar en pocas semanas a Zana, donde esperaban con los brazos abiertos nuestras especias y sedas.
Por supuesto, habían llegado a nuestros oidos las historias de que un nuevo y sanginario pirata había abordado a comerciantes cristianos en barcos fuertemente armados, pero ni yo ni mis muchachos teniamos miedo, pues el Espuma del Mar es una galera rápida y nosotros hábiles marineros.
Pero la maldita niebla....

Mediada la tarde, nuestro vigía nos alertó de la presencia de un barco a estribor nuestro. Rapidamente y gracias a mi catalejo pude ver acertar a intuirlo entre la espesa niebla. Pero no podía advertir nada más, ni su tamaño, ni mucho menos su bandera. Pero podía ver una cosa: Se estaba acercando. Alerté a mis marineros, y rapidamente soltamos velas dispuestos a perdernos con presteza al amparo de la niebla. Pocos minutos después, nuestro navío surcaba el Oceano Grande como poseido por los demonios, ningún barco, aún sin niebla alguna habría podido darnos alcance, por no decir encontrarnos.

Me disponía a celebrarlo con mis muchachos, cuando de improviso una gigantesca corsaria apareció delante nuestro ¿Acaso era el mismo navío que habíamos avisado? Era imposible...pues de serlo, la velocidad de aquel barco y la pericía de aquellos marinos rozarían lo divino. En su cubierta, hombres de aspecto salvaje agitaban sus espadas. La niebla no me permitía apenas ver sus rostros, pero sus vítores y gritos dejaban claro que tenían sed de sangre. Estaban a punto de abordarnos, cuando de repente una voz, en un idioma que no alcancé a distinguir les exortó algo. Y todos se volvieron confundidos; al parecer el capitán les había ordenado que no nos atacaran.

Y entonces surgió en cubierta una figura gigantesca, vestida con a la usanza de los grandes señores de de Al-Jamin y portando un casco dorado sobre su cabeza. Tampoco podía distinguir su cara, pero se que me miraba fijamente a los ojos. Usando mi propia lengua casi como si de un zournano se tratara me dijo esta frase: "No temas marinero de Zte, pues nada tenemos contra tí."

Y así, aquel barco fantasmagórico partió, dejandonos en paz. Cuando se estuvo alejando, puede ver su bandera.

Y los dioses saben que no la olvidaré jamás

David de Tal escribió:Se necesitaria una flota muy grande para poder encontrar y vencer a los piratas. En todos estos años el barco no paro en ningun sitio a por provisiones?

Spoiler: